En la historia del ferrocarril es muy difícil establecer un punto de inicio, por este motivo es mejor definir varios acontecimientos que juntos podrían ser interpretados como el principio de esta larga historia. Uno de estos acontecimientos es sin duda la aparición de la locomotora de Trevithick.
Richard Trevithick fue un ingeniero de minas, inventor y constructor de máquinas nacido en 1771 en Cornwally (Inglaterra); siendo hijo de otro ingeniero de minas, ya desde edad temprana estuvo en contacto con los problemas y las necesidades de la minería. Después de acabar sus estudios de ingeniería trabajó en la mina East Stray Park, donde construyó y modificó máquinas de vapor.
A medida que adquiría experiencia, sus esfuerzos se centraron en mejorar las máquinas de vapor, especialmente en reducirlas de tamaño y construir calderas potentes y capaces de producir mayor presión y, por tanto, aumentar su rendimiento. En 1802, a la edad de 33 años, Trevithick acabó la construcción de su locomotora que sin duda podemos definir como la primera locomotora del mundo.
La patente de la misma la vendió en 1803 a Samuel Homfray propietario de minas e industrial, éste estaba tan asombrado con la máquina que hizo una apuesta con otro industrial que la locomotora podía arrastrar diez toneladas de hierro por unas vías a una distancia de 15,7 km.
El 21 de febrero de 1804 la apuesta se llevó a cabo: la locomotora de Trevithick remolcó cinco vagones con diez toneladas de hierro y 70 hombres a una velocidad media aproximada de 3,9 km/h, y necesitó cuatro horas y cinco minutos para cubrir la distancia.
La locomotora sin remolques era capaz de alcanzar aproximadamente los 25 km/h, y lo más llamativo era el gran volante de inercia que llevaba al igual que las máquinas de vapor estacionarias del tiempo.
Aunque funcionaba, esta locomotora no tuvo éxito porque era demasiado pesada para los raíles de la época, construidos en hierro fundido y no en acero, e idóneos para los carromatos tirados por caballos. A los cinco meses dejó de funcionar y fue utilizada como máquina estacionaria para producir energía mecánica para maquinaria industrial. Existe el rumor que fueron construidos unos pocos ejemplares más para ser usados como atracción para ferias.
Richard Trevithick, después de haber construido su locomotora, siguió con su trabajo de ingeniero proyectando bombas a vapor para el drenaje de las minas de plata. Murió en 1833.
De la locomotora de Trevithick existe una réplica funcionante en el museo "National WaterFront Museum" de Swansea en Gales.
Réplica funcionante de locomotora de Trevithick
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